martes, 5 de abril de 2016

MUERTE DE POLICÍAS DEBE ENLUTAR CONCIENCIAS



En San Cristóbal

MUERTE DE POLICÍAS DEBE ENLUTAR CONCIENCIAS
Armando Solórzano
Esta crónica no busca el explotar una desgracia con ánimo publicitario, no busca el revanchismo chauvinista y mucho menos el echar más leña al fuego.
He esperado varios días para hacer este comentario, luego que la captura y presentación a juicio de los presuntos homicidas, es un hecho, no quería, engrosar los diferentes coros de una u otra tendencia, sobre la paternidad partidista de los acusados, me parece desproporcionadamente tendencioso e inmoral, para con los familiares de los funcionarios, sus memorias y la ejemplaridad, que de un hecho como este debe edificarse.
No somos ese pueblo, no somos esa clase de gente, no quiero “etiquetar” una acción vil, a la fugaz o efímera contienda política, es un caso más de personalidad disociada, pero de eso, deberían estar encargados Sociólogos y/o Psicólogos.
 Me trae más, mi primera impresión de las graficas, la desesperación, el llanto, la histeria de los compañeros de armas, como imagen desoladora y de interpretación.
¿Eran muy queridos? O Bendito El Creador no todo está perdido y los policías en la escena, sintieron la tragedia en carne propia, fueron heridos salvajemente por la agresión infortunada.
Tengo casi 50 años de comunicador, unos 20 ligados a la fuente de sucesos en diferentes medios, y un trato cercano, con muchos uniformados, hace un tiempo escribí, ya residenciado en Vargas y reseñando la muerte de un policía  a manos de un criminal, que no entendía la apatía de sus compañeros, yo viví estando reporteando desde la  Inteligencia de La Metropolitana en Cotiza, que cuando el asesinato de un agente de policía, comenzaron a llegar compañeros que estaban de vacaciones, permiso o libres, todos a la orden para salir en busca de los tipos, que habían mancillado el honor de la institución, que habían herido el orgullo del uniforme azul.
Esa es la reacción lógica, al atardecer  cansados, llorosos todavía, asistían a la presentación e interrogatorio de los detenidos, tal vez, solo tal vez con saña, rencor o rabia, fiel exponente del sentimiento en carne propia del dolor de su familia.
Los jueces establecerán las responsabilidades de este hecho, yo a la distancia no puedo juzgar, ni las intensiones, ni el razonamiento de los ejecutores y mucho menos disfrazarlos con un emblema político. Quiero si, enaltecer las lagrimas de esos hombres y mujeres rudos, que lloran por la amistad y llevaran luto por dignidad.
Con el permiso de sus familiares, a manera réquiem por los guerreros caídos, un abrazo ciudadano y  honor a sus compañeros por ese sentimiento de afecto y amor.

    

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