sábado, 16 de abril de 2016

Sabina Altynbekova: demasiado bella para ser real




Sabina Altynbekova: demasiado bella para ser real
    (Foto: Instagram)
Actualmente, Altynbekova desempeña su carrera deportiva en el vóley japonés.
Esta jugadora de vóleibol de Kazajstán se ha convertido en el centro de atención de los aficionados en cada competencia o certámen asiático. Sabina es dueña de una cara angelical y un cuerpo tallado a mano, lo que la convierte en una de las deportistas más hermosas del mundo. Acá te mostramos a esta reina del vóley.
Sabina Altynbekova nació en Aktobe, Kazajstán, un 5 de noviembre de 1996. Con sus jovenes 19 años ya ha eclipsado con su belleza y talento a miles de espectadores y/o seguidores del vóley femenino.
 Altynbekova es jugadora de la selcción femenina de Kazajstán. Su impactante presencia salió a la luz en el Campeonato Asiático Sub-19 de voleibol, y rápidamente se ha convertido en una sensación dentro de las canchas.
La carrera deportiva de Sabina Altynbekova comenzó a los 17 años en un torneo de su categoría.
       Sus ojos rasgados acompañados de delicadas facciones la han convertido en el único centro de atención. Al punto que recibió críticas por parte de sus propias compañeras de equipo y hasta del entrenador del seleccionado, Nuran Sadikov. "Es imposible trabajar así. El público se comporta como si solo hubiera una jugadora en todo el campeonato”, declaró el técnico, algo enojado por la insólita situación.
    La impactante asiática revoluciona internet y todas las redes sociales cada vez que juega. Los aficionados no tardan en viralizar fotos y videos de sus entrenamientos, jugadas o simplemente de su agraciada figura física.
    "No quiero ser popular, ganar dinero… Sólo quiero ser buena jugadora", manifestó la deslumbrante deportista asiática quien prefiere cultivar un bajo perfil.
    Esta belleza nacida bajo el signo de Escorpio, mide 1,82 metros, es dueña de unas piernas eternas, y pesa cerca de 60 kg.
    Las ofertas para protagonizar campañas de moda no se hicieron esperar. En caso de no prosperar más en el deporte, Sabina tiene, sin dudas, un rumbo asegurado: el de las pasarelas.

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