A 35 años de la
partida de Joe Louis
De Lester Jiménez | Contra las cuerdas
El auditorio del hotel Caesar’s Palace en Las
Vegas, Nevada, le regaló su última ovación, pero su corazón enfermo y
entristecido por los golpes del destino, no aguantó más homenajes. Horas más
tarde, un parte de prensa del hospital Desert Springs de esa ciudad anunció que
Joe Louis, el Bombardero de Detroit, había fallecido a consecuencia de un paro
cardíaco.
La fecha: 12 de abril de 1981.
Considerado por muchos como el mejor púgil libra
por libra de la historia, Joseph Louis Barrows había nacido para el boxeo, pero
lo que no pudieron hacer la mayoría de los oponentes que enfrentó, lo hizo la
vida y el sistema de Rentas Internas de los Estados Unidos: Darle una paliza económica
y moral que a la postre, le arrebató todo lo que tenía.
Louis, séptimo hijo de una familia muy pobre
algodonera de Lexington, Alabama, quedó huérfano a los cuatro años y seis años
más tarde se muda junto a su familia a Detroit donde comenzó su idilio con el
boxeo.
De la mano de Mike Jacobs -el promotor de boxeo más
poderoso en la década del 30 y mediados de los años 40- Louis se convirtió en
uno de los boxeadores más queridos, especialmente por los afroamericanos, que
soñaban con volver a tener un campeón mundial de los pesos pesados, algo que no
ocurría desde que el legendario Jack Johnson lo lograra por primera vez en
1908.
En 1936 sufre su primera derrota profesional frente
al alemán Mex Schmeling. Sin embargo, ese revés sería crucial en su vida
profesional y personal.
Su intención era lograr una revancha inmediata,
pero en el camino surgió la oportunidad de enfrentar al campeón de entonces,
James Braddock y Louis no desaprovechó la oportunidad.
El 24 de junio de 1937, Louis necesitó ocho asaltos
para despachar el monarca de los pesados y amararse la correa en su cintura.
UNA CARRERA IMPRESIONANTE
A partir de ese momento, Louis se convirtió en una
de las personalidades deportivas más importantes del momento y sin duda la
figura grande del boxeo.
Su reinado como campeón se extendió por 12 años,
algo que nadie ha logrado igualar. Durante ese periodo subió al cuadrilátero en
25 ocasiones para enfrentar a lo más granado del boxeo de ese momento, incluyendo
la ansiada revancha ante Schmeling, el único boxeador que lo había derrotado en
la esfera profesional.
La cita fue pautada para el 22 de junio de 1938 en
el Yankee Stadium, en el mismo escenario donde habían protagonizado el primer
encuentro.
Esta vez, sin embargo, la historia fue otra. Ante
cerca de 72,000 personas reunidas, Louis se encargó de despachar temprano al
alemán al derrotarlo en tres ocasiones y despacharlo en el mismo primer asalto.
Schmeling finalizó con dos costillas rotas y
hemorragia interna a causa de la paliza que recibió en tan solo dos minutos y
cuatro segundos que duró la pelea.
TIEMPOS DE GUERRA Y DEUDAS CON EL IRS
Con el inicio de la Segunda Guerra Mundial, Louis
sintió un compromiso por servir a su patria y su carrera sufrió una pausa. Se
enlistó en el ejército y utilizó su fama para llevar carteleras de exhibición
para deleitar a los soldados estadounidenses y sus aliados en distintas partes
del mundo.
A su regreso, retomó su carrera hasta que en 1948,
cuando anunció su intención de retirarse. Sería a lo grande, todavía como
campeón mundial y gozando de gran fama. Pero el Sistema de Rentas Internas de
los Estados unidos le propinó el primer gancho al hígado al obligarlo a que
continuara activo para que pagara un millón de dólares que supuestamente le
debía al estado.
Nunca debió regresar.
En 1950 falla en su intento por recobrar el título
vacante que antes poseía y cayó derrotado frente a Azzard Charles. Un año más
tarde, es derrotado por un joven Rocky Marciano, en lo que sería su último
combate.
Pero aún tenía un problema. Había que pagar al
fisco lo que se debía. Todas sus pertenencias fueron confiscadas y quedó en la
ruina. Louis intentó ganar algo de dinero realizando presentaciones especiales
y hasta probó suerte en la lucha libre, pero Hacienda confiscaba hasta la
boletería donde se presentaba, lo que obligó a los promotores a no darle más
trabajo y quedó en la ruina.
Joe LouisJoe Louis
Con la ayuda de amigos, consiguió trabajo en un
casino de Las Vegas en el área de relaciones públicas y como “personality” de
la hospedería. En el proceso, sufrió de varias condiciones médicas e incluso
fue ingresado en una clínica psiquiátrica.
En 1977 fue intervenido quirúrgicamente del corazón
y como consecuencia de la operación quedó postrado en una silla de ruedas y
prácticamente mudo.
Ahí, como juguete roto y agobiado por el fisco, Joe
Louis recibió su último aplauso -más por nostalgia que por admiración- antes
del inicio del combate de campeonato mundial entre Larry Holmes y Trevor
Berbick.
Horas más tarde, se cansó de pelear contra la vida.
Su ex oponente, Mark Schmeling, aquel con quien
sufrió su primera derrota como profesional y a quien luego le rompió dos
costillas en la revancha, costeó los gastos de su enfermedad y su entierro.
Con su último suspiro el Bombardero de Detroit se
despidió de este plano hace exactamente 35 años, poniéndole punto final a una
vida exitosa dentro del ring, pero muy sufrida fuera del ensogado.
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