sábado, 16 de abril de 2016

Que nadie se engañe, Kobe no es un ejemplo a seguir




Que nadie se engañe, Kobe no es un ejemplo a seguir
De Zalen Gades | Desde la redacción –
Los Angeles Lakers' Kobe Bryant poses for pictures with his wife Vanessa, left, and daughters Natalia, second from right, and Gianna as they stand on the court after an NBA basketball game against the Utah Jazz, Wednesday, April 13, 2016, in Los Angeles. Bryant has said that he would retire after the game. (AP Photo/Mark J. Terrill)Los Angeles Lakers' Kobe Bryant poses for pictures with his wife Vanessa, left, and daughters Natalia, second from …

El ser testigo de la despedida de Kobe Bryant me dejó con sentimientos encontrados. Endiosado allá donde fue y elevado al Olimpo de los dioses del básquetbol, en los últimos meses el cinco veces campeón de la NBA recibió todo el calor de la afición. El colofón llegó en su último juego, donde se dio un auténtico baño de masas, un adiós que no olvidará jamás.

Tras los solemnes discursos, la infinidad de abrazos y el flujo de emociones llegó un momento cuanto menos extraño. Kobe agarró el micrófono al finalizar el partido ante Utah Jazz en el que anotó 60 puntos, agradeció el apoyo a los fans y luego se dirigió a su mujer y sus hijas. Les dio las gracias varias veces y todo el mundo aplaudió.

La cámara mostró la imagen de las tres mujeres de su vida. Las dos pequeñas sonreían orgullosas mientras que la cara de su esposa no era tan divertida. Escuchó su discurso seria y no mostró ningún signo de compenetración con él en momento alguno. Resultó curioso comprobar cómo mientras todo el mudo idolatraba al héroe, había una parte de mí que le admiraba y otra que rechazaba absolutamente todo lo que tuviera que ver con sus homenajes.

Observar la cara de su esposa me trajo recuerdos del incidente en el que Kobe fue acusado de abusar sexualmente de la trabajadora de un hotel en Colorado. Se recuperaba de una lesión y con 24 años de edad tuvo que enfrentarse a una situación de lo más incómoda. Admitió haber tenido relaciones sexuales consentidas con ella mientras que la joven de 19 años de edad afirmó que fue obligada a ello. Los cargos fueron retirados un año más tarde y ambas partes llegaron a un acuerdo del que se sabe poco. El jugador de los Lakers compareció ante los medios para pedir disculpas públicas acompañado de su mujer. La cara que mostró en su despedida me hizo retroceder en el tiempo y me desplacé a su gesto en aquella rueda de prensa interminable.

Kobe Bryant (right) and wife Vanessa speak publicly about the felony sexual assault charges at Staples Center press conference. (Photo by Kirby Lee/WireImage)Kobe Bryant (right) and wife Vanessa speak publicly about the felony sexual assault charges at Staples Center press …

El incidente de Colorado provocó un aborto a la mujer de Kobe y él reconoció más tarde en su documental ‘Muse’ que tras el suceso se dio cuenta de que su prioridad era la familia.

¿Hasta dónde abarca el término familia para Kobe? Su cercanía con la de su esposa nada tiene que ver con la distancia a años luz en la que se encuentra la que tiene con sus propios padres. La relación de Kobe con sus progenitores es nula. En 2013 tuvo que utilizar la vía legal para recuperar los recuerdos de su que sus padres querían vender. Desde entonces no hay contacto entre ellos y por supuesto no acudieron a la despedida de su hijo, no fueron parte del homenaje de la persona a la que criaron.

Se habla con razón de todos los valores que aúna Kobe, que son muchos. Pero faltan tres que tiran por tierra todo lo demás: la lealtad (y no con un equipo de básquetbol precisamente), el abuso de poder (por un caso de violación que nunca quedó claro y que se solventó a base de talonario) y la incapacidad para saber perdonar a sus progenitores. Estas carencias manchan el resto de sus virtudes.

Es una pena que gente anónima ejemplar y con una capacidad de superación que las que tiene Kobe pase desapercibida mientras nos dedicamos a poner en un pedestal a un jugadorazo con mayúsculas que fuera de la pista ha dejado mucho que desear.  

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