lunes, 28 de noviembre de 2016

DE JESÚS TENDRÁ SU TURNO AL SALÓN DE LA FAMA DEL BOXEO



DE JESÚS TENDRÁ SU TURNO AL SALÓN DE LA FAMA DEL BOXEO
De Lester Jiménez | Contra las cuerdas –

Su vida estuvo llena de altas y bajas; de alegrías y tristezas; de triunfos y tragedias.

Pero luego de 27 años de su muerte, el ex campeón mundial Esteban De Jesús finalmente tendrá su oportunidad para ser inmortalizado en el Salón de la Fama del Boxeo Internacional.

De Jesús, uno de los referentes de aquella camada de explosivos boxeadores latinos que acapararon esa división a finales de la década del 90, aparecerá en la lista de 40 candidatos dentro del grupo de boxeadores veteranos “all timers”, a ser considerados por los miembros activos de la Asociación de Cronistas de Boxeo de Américas. Para ser elegibles, los candidatos no pueden haber peleado antes de 1943 ni después de 1989.

Para la misma clase, se espera la exaltación de tres grandes del boxeo moderno: Evander Holyfield, Marco Antonio Barrera y Johnny Tapia, los tres nombres con más posibilidades de ser inmortalizados en el 2017.

El anuncio se hará en diciembre y la ceremonia de exaltación se realizará el 11 de junio de 2017 en Canastota, Nueva York.

Nacido en Carolina, Puerto Rico, De Jesús se amarró a su cintura el título ligero del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) al derrotar al japonés Gust Ishimatsu, en pelea escenificada en Puerto Rico.

Pero fue su trilogía de combates frente al legendario Roberto “Manos de Piedra” Durán lo que le ganó fama internacional.

El boricua tiene en su resumé haberle arrebatado el invicto a Durán en una pelea no titular el 17 de noviembre de 1972 ante más de 10,000 aficionados en el Madison Square Garden de Nueva York.

Durán, entonces invicto en 31 peleas, venía de conquistar el cetro ligero de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) luego de derrotar a Ken Buchanan y aceptó enfrentar a De Jesús como pelea preparatoria antes de su primera defensa titular, que se celebró dos meses después en Panamá.

Pero se encontró en el camino con un De Jesús de boxeo depurado y dinamita en sus puños. Apenas segundos después de empezar el encuentro, un relajado Durán bajó la guardia y De Jesús lo alcanzó con un potente gancho de izquierda que le apagó las luces y lo envió por primera vez a la lona.

El panameño se levantó y continuó el encuentro hasta el último campanazo, pero nunca encontró la forma de descifrar al aguerrido De Jesús y cayó derrotado por decisión unánime.

El destino los volvería a juntar en dos ocasiones más: en 1974 y 1978. En ambos encuentros, Durán impuso su fortaleza y se apuntó sendos triunfos antes del límite de asaltos.

De Jesús acabó su carrera en 1980 con récord impresionante de 58-5 y 33 KO’s.

 TRÁTGICO FINAL
Sin embargo, fuera del cuadrilátero, su vida estuvo marcada por la tragedia.

El espectro de las drogas entró a su vida y todo se descarriló. En 1980, De Jesús fue condenado a pasar el resto de su vida en una cárcel luego de ser encontrado culpable por el asesinato de un joven de 18 años en medio de una disputa de tránsito.

El ex campeón admitió años más tarde que estaba bajo los efectos de la cocaína el día del incidente.

En prisión se convirtió al cristianismo y hasta sirvió de predicador, convirtiéndose en un modelo para otros reos

Cuatro años más tarde, su hermano, con quien se dice había compartido jeringuillas mientras ambos consumían drogas, murió repentinamente de una nueva enfermedad de la que poco se conocía entonces: SIDA.

De Jesús se sometió a las pruebas de rigor y resultó positivo al virus VIH. Poco tiempo después, adquirió SIDA y su vida se fue extinguiendo poco a poco.

En 1989, ya desahuciado, el gobernador de la Isla le concede un indulto y De Jesús pasó el resto de sus días en una clínica de rehabilitación para adictos a drogas.

 EL CUARTO ENCUENTRO CON DURÁN
La noticia de que De Jesús estaba a punto de morir, movió a su eterno rival, Durán, quien llegó a Puerto Rico para despedirse de De Jesús. Entonces, ambos protagonizaron uno de los momentos más recordados en el deporte en Puerto Rico.

En un enorme gesto de compasión y a pesar de los mitos y temores que en ese momento existían sobre la recién conocida enfermedad, Durán llegó hasta el lecho donde yacía un moribundo De Jesús, lo abrazó, le dio un beso en la frente y le pidió a su hija que también hiciera lo mismo.

Un mes después, De Jesús murió. Apenas tenía 37 años.

Sin embargo, su legado en el boxeo fue lo suficiente para ser considerado uno de los mejores púgiles que ha dado la Isla del Encanto en su larga historia boxística y si el comité de escritores le conceden ese honor, en el 2017 también será considerado entre los grandes del mundo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario