Los Cachorros lo
ganaron todo y ahora, ¿quién los para?
De Por ERIC NÚÑEZ | Associated Press
NUEVA YORK (AP) — En retrospectiva, el séptimo
juego de la mejor Serie Mundial en un cuarto de siglo no fue un dechado de
virtudes: cuestionables decisiones de los managers sobre sus lanzadores, un par
de carreras anotadas tras un lanzamiento descontrolado y el ponche de Javier
Báez en el noveno inning tras intentar tocar con dos strikes y la carrera de la
ventaja esperando remolque en la tercera base.
Todo eso tiene sin cuidado a los fanáticos de los
Cachorros de Chicago. Había que ganar sí o sí ante los Indios de Cleveland para
poner fin a una desesperante sequía de 108 años sin campeonatos.
Lo hicieron de la manera más dramática posible para
cerrar una contundente campaña en la que lideraron las mayores con 103
victorias en la temporada regular. Y prepárense, que van por más.
El chaparrón se produjo en el momento más oportuno,
cuando se temía otro infausto desenlace para el equipo de Chicago, torturado
durante décadas por la maldición de una cabra, que si la mala suerte de un gato
negro y el recuerdo de Steve Bartman.
Durante buena parte de la noche, los Cachorros se
encaminaban a un triunfo sin sobresaltos hasta que Aroldis Chapman - su
lanzallamas de cerrador- permitió un doble remolcador a Brandon Guyer y luego
un jonrón de dos carreras a Rajai Davis, para dilapidar una ventaja de tres
carreras con dos outs en el octavo episodio.
Con el marcador empatado 6-6 tras nueve innings,
los umpires decidieron interrumpir el juego debido a la lluvia en una noche de
otoño inusualmente cálida. El cubano Chapman se puso a llorar desconsoladamente
tras sacar los tres outs del noveno.
Lo que parecía otra debacle acabó en delirio, en
gran medida a una intervención de oratoria de Jason Heyward, el jardinero que
habían adquirido en la agencia libre por 184 millones de dólares.
Heyward, quien bateó para .104 en la postemporada
tras un decepcionante primer año en el que solo conectó siete jonrones, reunió
a todos en la sala de pesas del estadio: "Tenía que recordarles a todos la
clase de equipos que somos, y lo que habíamos hecho para llegar hasta
acá", dijo
Esos 17 minutos de pausa sosegaron a los Cachorros,
que reaccionaron para imponerse 8-7 tras 10 innings, convirtiéndose en el
primer club en coronarse campeón que ganaba los últimos dos partidos fuera de
casa en una Serie Mundial al mejor de siete desde los Piratas de Pittsburgh en
1979.
"La mejor demora por lluvia de todos los
tiempos", exclamó Anthony Rizzo.
También fue el cierre de una temporada ideal de
Grandes Ligas, una industria que mueve 10.000 millones de dólares.
David Ortiz y Alex Rodríguez, figuras emblemáticas
en las últimas dos décadas, dijeron adiós con distintos matices. "Big
Papi" Ortiz por la puerta grande, al recibir el dominicano homenajes en
estadios visitantes, y conectando 38 jonrones para Boston a sus 40 años. A-Rod
no pudo llegar al final de la temporada, esencialmente forzado al retiro con
los Yanquis, que aún le debían 27 millones.
La tragedia sacudió la última semana, cuando José
Fernández se mató junto a dos acompañantes en un accidente náutico en Miami. El
pitcher cubano, una estrella que apenas despuntaba a sus 24 años, era parte de
la nueva generación de talento con la que el béisbol busca salirse de sus
moldes conservadores.
LOS JÓVENES CACHORROS REPRESENTAN ESE FUTURO.
Su campeonato fue la culminación de un metódico
proceso orquestado por Theo Epstein, el cerebro gerencial que sumó una tercera
corona a sus credenciales. También fue el responsable de ensamblar el equipo de
los Medias Rojas que puso fin a una sequía de 86 años en Boston al coronarse en
2004 y añadir otro título en 2007.
La cuenta de victorias fue incrementándose año tras
año desde que Epstein apareció en los despachos de Wrigley Field, en octubre de
2011: 61, 66, 73, 97 y 103.
Kris Bryant, Kyle Schwarber y el puertorriqueño
Báez fueron producto del draft. Más impresionante fue el atino de sus canjes,
en los que Scott Feldman trajo a Jake Arrieta; Andrew Cashner a Rizzo; y Jeff
Samardzija a Addison Russell.
También contrató al manager que se encargó de dar
el asalto final a la cúspide, el audaz Joe Maddon.
No les falta nada y no parecen tener puntos
débiles. Lo hacen bien en todas las facetas, bateo de poder, contacto, defensa,
pitcheo, corrido de bases.
El núcleo del equipo que arrasó en 2016 permanece
intacto, y es uno que promete seguir madurando. Bryant, Schwarber, Rizzo, Báez,
Heyward, Willson Contreras no pasan de los 27 años. Sus ases en el montículo -
Jon Lester y Arrieta - pasan de los 30, pero disponen de los recursos para
añadir nuevas piezas.
¿Cómo reemplazar a Chapman tras firmar con los
Yanquis en la agencia libre? Adquirieron a Wade Davis en un canje con los
Reales, desprendiéndose de Jorge Soler, otro producto de la cantera que no
tenía cabida en los jardines.
"En lo que sigamos haciendo las cosas bien,
manteniéndonos con humildad y hambre de triunfo, esto deber solo un
comienzo", afirmó Epstein.
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