En 2016, el boxeo se tambaleó en la intrascendencia
[Por LUIS RUIZ]CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Saúl
"Canelo" Álvarez prefirió perder su título antes que enfrentar a
Gennady Golovkin. Bob Arum tuvo problemas para promover la pelea de Manny
Pacquiao, quien había decepcionado un año antes en su pleito con Floyd
Mayweather.
Parece que el boxeo está en la lona al finalizar un
año en que además se enlutó con el fallecimiento del máximo exponente en su
historia.
Durante los funerales de Muhammad Ali, el
comediante Billy Crystal dijo que el 3 de junio, cuando se dio la noticia del
deceso, "el mundo se detuvo, respiró hondo y suspiró".
La frase de Crystal sobre quien fue su amigo
durante 42 años podría aplicarse también a los combates de Ali, que causaban
expectación en Nueva York, Kinshasa o Manila.
El boxeo en sí lucía normalmente capaz de generar
interés global, incluso en las épocas más recientes, las de otros ídolos, las
de la modalidad de "pago por ver" en la televisión, las de la
multiplicidad inabarcable de organismos rectores.
AHORA, POR EJEMPLO, UNA DE LAS POCAS PELEAS QUE
TODOS QUERÍAN VER EN 2016 NO SE ALCANZÓ A PACTAR.
En mayo, días después de noquear al británico Amir
Khan en una pelea que se avizoraba como la antesala al esperado duelo con Golovkin,
el mexicano Álvarez anunció que no enfrentaría al kazajo. En consecuencia,
debió renunciar a su título de los medianos.
El argumento fue que el Consejo Mundial de Boxeo
(CMB) había impuesto un plazo insuficiente para negociar el combate. Pero varios
medios señalaron que Álvarez simplemente no quería medirse a quien quizás es el
mejor boxeador del mundo, libra por libra.
En abril "GGG" Golovkin noqueó en dos
rounds a Dominic Wade y en septiembre requirió de cinco asaltos para liquidar a
Kell Brooks, con lo que retuvo sus cetros del CMB, la AMB y la FIB, además de
colocar su foja en 36-0.
"'Canelo' no tiene miedo de enfrentarse a
'GGG''', aseguró este mes Óscar de la Hoya, director general de Golden Boy
Promotions. "En 2017, va a pelear tres veces, en mayo, septiembre y
diciembre. En una de esas fechas, podría enfrentarlo, ojalá que en
septiembre".
Más cercano parece un duelo ante otro mexicano,
Julio César Chávez Jr. El combate, anhelado por muchos cuando ambos púgiles
comenzaban su carrera, parece llegar a destiempo.
El hijo del legendario boxeador Julio César Chávez
trata de revivir su carrera, tras una serie de problemas que incluyeron una
suspensión por consumo de marihuana en 2013, una pelea en la que no dio el peso
reglamentario en 2015 y dos combates cancelados en este año.
La incapacidad para acordar combates en los
momentos en que parecen más atractivos figura indudablemente entre los
problemas que han restado lustre al boxeo. A un año del retiro de Mayweather,
el boxeo padece todavía la resaca de su contienda ante Pacquiao.
El pleito de mayo de 2015 fue contratado por 4,6
millones de hogares en Estados Unidos para mirarlo por la televisión, lo que
generó ingresos superiores a los 400 millones de dólares.
Ambas cifras representaron un récord. Pero el
fenómeno en torno de la pelea estuvo lleno de claroscuros.
Muchos espectadores se mostraron desilusionados con
la actuación de Pacquiao, incapaz de conectar con algún golpe potente al
siempre escurridizo Mayweather. Inmediatamente después del combate, el filipino
dijo que había peleado pese a una lesión en un hombro, que requeriría una
operación.
En vez de apagar la controversia, esa declaración
la avivó. Hay todavía 26 demandas pendientes por parte de espectadores que se
consideran defraudados.
Y otra parte del público perdió el interés. Para la
pelea del 5 de noviembre, en que Pacquiao venció por decisión unánime a Jessie
Vargas, el promotor Arum no logró firmar un contrato con la cadena HBO y debió
encargarse por su propia cuenta de la producción y distribución del combate
para las empresas de TV de paga.
¿CUÁL FUE EL RESULTADO?
"Vendimos un poco más de 300.000"
transmisiones en pago por ver, dijo después Arum. Es decir, la audiencia fue
menor al 10% de la que había registrado la confrontación con "Money"
Mayweather.
Pacquiao, quien se habría embolsado 100 millones de
dólares por enfrentar a Mayweather, devengó esta vez unos 4 millones.
"No siempre puedes conectar un jonrón",
dijo Arum. "Ganamos dinero todos. A veces conectas sólo un sencillo o un
doble. Yo estoy muy satisfecho".
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