miércoles, 18 de mayo de 2016

Se convirtió en campeón de boxeo después de quedarse sin casa y sin trabajo

Se convirtió en campeón de
 
boxeo después de quedarse

sin casa y sin trabajo
 
De Lester Jiménez | Contra las cuerdas
Tony MoranTony Moran

Cuatro días antes de que Tony Moran superara a Sandy Robb y conquistara el título crucero de la poco reconocida Fundación Mundial de Boxeo (WBF, por sus siglas en inglés), se había quedado sin trabajo y sin casa, tenía una costilla rota y pocas personas a su lado para apoyarlo.

Incuso, la noche del combate, el pasado 23 de abril, no había cámaras de televisión, tampoco celebridades en ‘ringside’ y nadie, excepto los presentes en aquel hotel de Glasgow, Escocia, fueron testigos de su victoria.

Pero para el púgil de 42 años y natural de Liverpool, era una noche mágica y ni siquiera su mísera historia iba a quitarle la alegría.

Moran es un ejemplo de perseverancia.

Por los pasados tres años, el espigado boxeador de 6’6’’ ha vivido sin hogar. Duerme en refugios o en la casa de sus amigos y ha tenido que trabajar en tres lugares distintos para mantener a sus hijos.

Fue en las Artes Marciales Mixtas y luego en el boxeo, que encontró la forma de canalizar sus energías y encontrar un motivo para seguir luchando.

“Yo no quiero hacer de esto una triste historia, pero es mi vida y no tengo problemas en hablar libremente de ella”, manifestó Moran (17-6, 6 KO’s) al diario británico The Gardian. “He pasado por situaciones terribles. Por un momento, todo me fue mal. Me separé de mi esposa, extrañaba a los niños y comencé a beber. Entonces, vi en las Artes Marciales Mixtas como un refugio. Las peleas siempre me han salvado la vida”, narró.

Luego de conocer los fundamentos del karate, decidió iniciar su carrera como boxeador. Pero nadie le daba ninguna oportunidad. Sin promotor, manejador, ni siquiera entrenador, aprendió por su cuenta el arte del pugilismo y comenzó a probar suerte, con pagas terribles por pelea. Entre sus tres trabajos, incluyendo laborar como ayudante de personas desamparadas y oficial de seguridad en un club nocturno, apenas tenía tiempo para su preparación, pero siempre encontró la forma de mantenerse entrenando.

“Mirándolo en retrospectiva, lo que hice está fuera de cualquier comprensión. Un día típico en mi vida era trabajar 12 horas en algún lugar, dormía una hora en el auto y entraba al gimnasio. Luego, pasaba a ver a los niños, iba a mi casa, trataba de dormir una hora o dos más y luego iba al club en la noche. ¿Boxeador a tiempo completo? No. Eso es un lujo”, repasó Moran.

En el 2004 tuvo su primera oportunidad por el título Británico, pero fue derrotado vía nocaut. Le tomó 12 años reconstruir su nombre en el pugilismo.

Su pelea frente a Robb fue sábado. El miércoles de esa semana recibió dos llamadas: Una que le decía que el club nocturno donde trabajaba, iba a cerrar y la otra que ya no podía quedarse en el lugar donde dormía.

“Yo soy moldeado por la adversidad. ¿Qué opción tengo cuando cosas así pasan? Seguir peleando. Esa noche frente a Sandy yo escogí pelear y ganar el título. Era algo personal. Por eso lloré en el camerino luego de la pelea. Era el final de una larga jornada.

Luego de su victoria en Escocia, Moran regresó a Liverpool donde intenta comenzar un nuevo trabajo como entrenador personal y tratar de comprar su casa.

Y aunque es consciente que el actual título crucero de la WBF no es reconocido a nivel mundial por no formar parte de uno de los principales organismos internacionales, sabe que es el primer paso para mejorar sus condiciones como pugilista, como recibir mejor paga y ser reconocido por el Panel de Control del Boxeo Británico, el equivalente a las comisiones de boxeo de Estados Unidos.

“Yo sé que no seré reconocido como campeón mundial, pero creo que he probado que puedo hacer lo que parecía imposible”, concluyó en otra entrevista al liverpoolecho.co.uk.

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