5-0.
Golovin y Cheryshev devuelven la ilusión a Rusia
José Antonio Pascual
Moscú, 14 jun (EFE).- Rusia,
impulsada por el fulgor de Aleksandr Golovin y Denis Cheryshev, inauguró su
Mundial 2018 como ansiaba y como pocos creían en el país, no por el triunfo,
esperado, sino por la claridad de la victoria (5-0) que logró ante una endeble
Arabia Saudí, muy permeable atrás e ineficaz en ataque.
De nada le valió al equipo del
hispano-argentino Juan Antonio Pizzi tratar de manejar el balón, de adueñarse
de la mayor posesión posible e incluso de llegar de forma esporádica a las
inmediaciones del área de Igor Akinfeev.
Rusia, sin hacer nada del otro
mundo, tan solo con los destellos de Yuri Gazinsky, pretendido por algún grande
como el Juventus, y por Denis Cheryshev, jugador del Villarreal español, que
había relevado al lesionado Alan Dzagoev, resolvió el trámite sin mayores
problemas antes del intermedio. Luego Artem Dz
Stanislav Chercheshov optó
finalmente por el bloque, por un doble pivote en la medular con Dzagoev por
detrás de su gran estrella, el punta Fedor Smolov. Sin embargo, no le hizo
falta tener otro atacante nato y no acusó la lesión del jugador del CSKA Moscú
a los 24 minutos.
Para entonces, con Golovin como
gran factor desequilibrante, ya mandaba en el encuentro y en el resultado. Un
centro del zurdo del CSKA permitió a Yuri Gazinsky, completamente solo tras la
caida de un zaguero saudí, inaugurar el Mundial 2018 con un preciso testarazo
al que no pudo responder Abdullah Al-Mamuaiouf.
Habían pasado tan solo doce
minutos y el partido se le ponía de cara a Rusia, como había soñado tanto
tiempo un equipo que no lograba ganar un partido desde el pasado 7 de octubre
(a Corea del Sur, también en Moscú).
Era lo que necesitaban los
hombres de Chercheshov. Alejar los nervios y permitirse ganar en confianza para
alejar las dudas, aunque, obviamente, la gran exigencia le llegará en los dos
siguientes compromisos. Egipto y Uruguay la incrementarán sin duda.
Aun así, la lesión de Dzagoev, el
intento de manejar el balón de los pupilos de Pizzi, una llegada a la contra
tras una salida rápida de Yasser Al Shahrani, el despliegue del otro jugador
del Villarreal presente en el partido inaugural, Salem Al Dawsari, y esa falta
de fe en si mismos por los resultados acumulados, no ermitían respirar con toda
tranquilidad a Rusia y a su hinchada.
La salida de Cheryshev dinamizó
las contras de los anfitriones. El zurdo formado en la cantera del Real Madrid
exhibió su clase y rapidez por la izquierda, y Golovin, con más libertad, fue
una pesadilla para Arabia Saudí, cuyas pérdidas en la medular eran un auténtico
regalo para sus rivales.
Una de esas acciones acabó, poco
antes del descanso, con balón a Cheryshev a la izquierda del área saudí. El
extremo del Villarreal dribló a dos oponentes de forma simultánea con un
recorte pleno de clase al elevar el balón de forma sutil y fusiló al portero de
la selección asiática.
2-0 y el encuentro, si no
sentenciado, bastante encarrilado, porque a Arabia Saudí, a la que no se le puede
discutir esfuerzo y afán, le cuesta un mundo hacer un gol. El guión perfecto
para Rusia.
Pizzi, que volvía a un Mundial
veinte años después (jugó con España en Francia 1998), trató de recomponer la
moral de sus hombres y convencerles de que podían volver a entrar al partido.
Los 'halcones verdes del
desierto' respondieron con un par de aproximaciones peligrosas, pero su falta
de pegada fue absoluta y lo pagó de nuevo.
Golovin volvió a fabricar otro
envío al área que aprovechó, con otro testarazo, Artem Dzyuba, que acababa de
reemplazar a Smolov, para cerrar el encuentro inaugural de forma plácida y
esperanzadora para la hinchada de Rusia, que tuvo la fortuna de vivir dos
magníficos tantos en la prolongación de Cheryshev y Golovin.
Para venir de donde venían los
rusos el paso, sin ser definitivo, es tremendamente importante e ilusionante.
Pizzi, que encontró esta oportunidad tras no poder clasificar a Chile, tiene
aún mucho trabajo por delante.
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